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martes, 9 de noviembre de 2010

Decían que los monstruos ya no habitaban bajo las camas de los niños, ni en sus armarios rodeados de ropa limpia, ni en la oscuridad agazapados. Decían que los habían echado a todos, que eran feos y crueles, que solo hacían daño despedazando niños en las aldeas, descuartizandolos en las ciudades bajo la atenta mirada de la luna. Por ello los niños dormían placidamente sin temor, los padres sonreían desde la puerta entreabierta ojeando el sueño placentero de sus hijos y ¿los monstruos?

Ellos seguían estando allí, bajo camas, entre armarios, pero lo que nadie sabia es que realmente no eran tan malvados, ellos cuidaban del pequeño habitante de la habitación ya que el verdadero peligro habitaba en los corazones de sus padres

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