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viernes, 4 de junio de 2010

Y en los ojos de la niña de 8 años, se veía el terror, odiaba dormir sola y tener juguetes nuevos, pues aseguraba que una niña rubia jugaba con ellos. Alguien que en cuerpo presente no existía.
Hacia poco se había mudado a aquella casa y echaba de menos la anterior, en esta las noches estaban llenas de ruidos extraños, de canicas botando a altas horas de la madrugada, de susurros misteriosos.
Muchas eran las noches que llamaba a gritos a sus padres y que dormía escondida debajo de sus mantas, entre peluches, para que no se la distinguiera.
Finalmente la llevaron a un psicólogo y alegaron que la niña tan solo quería llamar la atención, pero aun ve a esa niña rubia buscando juguetes que ya no tiene.

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